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“Un Ballo” Y Un Mercedes-Benz

“Un ballo” y un Mercedes-Benz

(Photo by A. Bofill)

By ISRAEL DAVID MARTINEZ     OCT. 15, 2017

El principal objetivo en el que se basa un director de escena cuando recibe el encargo de actualizar un título perteneciente al repertorio operístico es el de sacar a la luz aquellos aspectos oscuros, tenebrosos, que puedan ampliar lecturas convencionales. De no conseguirlo el resultado suele ser simplón. En la producción escogida para representar Un ballo in maschera de Verdi en el Liceu firmada por Vicent Boussard, en coproducción con el Teatro del Capitolio de Toulouse y el Teatro de la ópera de Núremberg, la actualización ha sido inexistente. La propuesta se resume de la siguiente manera: un cubo escénico demasiado pequeño –a los teatros grandes les encanta los cubos minúsculos para que así el escenario no parezca desolador– y acústicamente mal diseñado, un par de bancos, un barquito de papel hecho con un folio y un cochecito teledirigido de juguete, concretamente un SLC Roadster de Mercedes-Benz. Nada más. En cuanto al vestuario se ha optado desde los trajes con camisa y corbata al estilo Reservoir Dogs hasta los espectaculares vestidos de la corte de Luis XV. Es decir, un despropósito  sin sentido, pobre y desconcertante. Si la versión hubiera sido en versión de concierto –¡qué triste!– hubiera tenido más emoción.

También hay que decir que con esta ópera verdiana, estrenada en Roma en 1859, el aficionado se enfrenta a una singular yuxtaposición de estilos. El lirismo emotivo de la ópera italiana convive con la comicidad y ligereza de la escuela francesa de mitades de siglo. Se debe advertir que la mezcla de sabores puede resultar indigesta sin un omeoprazol a mano.

En el terreno vocal los protagonistas estuvieron bien. Destacó Keri Alkema que se había pegado un trompazo –iba con una protección en el pié derecho– como una Amelia convincente y Piotr Beczala como un Riccardo de referencia absoluta. Elena Sancho Pereg estuvo divina, como siempre. Dolora Zajick apareció en escena pero su voz no la acompañó.

Orquesta y coro profesionales bajo la batuta de oficio de Renato Palumbo que se enfrentó a diferentes actos sin partitura. ¡Qué genio!

En menos de mes y medio llegará al coliseum barcelonés Tristan und Isolde de Wagner con la producción de Àlex Ollé (La Fura dels Baus). Deseamos con impaciencia ese momento.

Del 7 al 29 d’Octubre de 2017. Tel. 934–859–900, liceubarcelona.cat

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