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Perdidos En Bach

Perdidos en Bach

(Photo by Priska Ketterer)

By XAVIER RICARTE     MAR. 20, 2018

Éramos arrojados a un inmenso pozo repleto de paletas coloridas, todas diversas y parecidas, mostrando un brodaje de éxtasis. Una sonoridad con reminiscencia de una época pasada parecía llevar a los presentes a una corte de Leipzig en pleno siglo XVIII.

La gala inició con el 3o de los Conciertos de J.S.Bach. Un sonido sublime formado en 3 dimensiones rellenas de color y de fraseo cristalino, dónde el piano de Schiff quedaba integrado con la pequeña orquesta. Un segundo movimiento Adagio que calmaba el ímpetu de esa magistral entrada con unos largos diálogos entre la Cappella Andrea Barca y el pianista. Y un movimiento Allegro a ritmo de danza cerraba el deslumbrante Concierto en Re Mayor BWV 1054. Seguidamente una de las piezas más melancólicas de Bach, el 5o Concierto en Fa menor BWV 1056. Una presentación marcada y redonda con una orquesta muy fiel a las órdenes del maestro. Un Largo con un ritmo demasiado precipitado y con rincones poco definidos, una meditación divina que fue pasada por encima como si nada. Para quitar el amargo sabor de boca, un Presto fantástico con un contrapunto claro y una conversación fresca entre cuerdas y solista.

En el 7o concierto en Sol menor BWV 1058, mostraban un Bach con vivacidad y energía que contrastaba con un Andante repleto de disonancias y muy hiriente. Un dolor penetrante que llegó en lo más hondo de los presentes.

Amabilidad y brillo rompían ese frio ambiente de la pieza anterior. El concierto en Mi Mayor BWV 1053 medido a la perfección, con cambios fascinantes y elegantes por parte del conjunto. Virtuosismo y adornos nítidos a manos de un gozoso András Schiff y una orquesta expectante a las propuestas del pianista.

En este punto, András Schiff expuso su enorme conocimiento de la obra de Bach consolidando las brillantes interpretaciones del compositor barroco.

Se abría la segunda parte con el recibimiento del 4o concierto en La Mayor. BWV 1055. Una personalidad cordial, contrapunto franco y un fraseo con tacto. Un Larghetto desolador con un colchón sedoso dónde la armonía y las voces se movían sin prisa y con paz interior como un lamento.

Schiff no interpretó el 6o de los conciertos de J.S.Bach finalizando la gala con el Concierto no 1 en Re menor BWV 1052. Una interpretación extraordinaria, riquísima y única. Pianista y orquesta brindaron una auténtica joya. Los 3 movimientos cargados de sentimiento y de encanto, Allegro-Adagio-Allegro eran dos enormes montañas con un bellísimo bosque repleto de lugares oscuros, rebozados de incertidumbres y detalles realzados. Una muestra única del retrato real de una divinidad. Riqueza, fascinación y admiración que alimentaron las pequeñas almas de los simples mortales.

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